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martes, 9 de noviembre de 2010

Los embates contra la Presidenta



La tregua ha finalizado, a escasos días del fallecimiento del ex-presidente Néstor Kirchner los más famosos “escribas del establishment” han retornado a sus puestos para desde allí reiniciar el lanzamiento de los envenenados dardos, ahora exclusivamente, sobre la figura de la Presidenta.
Lógicamente, no era cuestión de dejar pasar demasiados días, al fin de cuentas, solo falta menos de un año para una nueva elección presidencial y no debemos olvidar que estos amanuenses han sido contratados para dinamitar, insistentemente, todo intento de consolidar en nuestro país un proyecto político que no solo aspire a ampliar nuestros márgenes de soberanía como nación, sino que a su vez procure edificar en la Argentina una estructura social más justa sobre la base del consenso popular.
Un claro ejemplo de ello es la nota publicada en el día de hoy (09/11/2010) en el matutino “La Nación” y que tiene por autora a la tristemente célebre señora Beatriz Sarlo.
El título del mentado artículo ya describe la intencionalidad de esta señora: “¿Es capaz Cristina de manejar el peronismo?”.
En el mismo, y siguiendo con la línea argumental de los que vienen vaticinando, sin asidero, un eventual “vacío de poder”, se procura sembrar la duda no ya de la capacidad para gobernar de nuestra Presidenta –si bien el cuestionamiento esta implícito- sino, si será capaz de controlar o conducir algo de significativa importancia, pero de menor entidad. En concreto: su partido.
Evidentemente, el sembrar dudas no es un cultivo desprovisto de intencionalidad; y mucho menos cuando luego se añade, en el mentado artículo, que “Como Duhalde en su momento, Kirchner fue un especialista en el poder”.
La ausencia física de Néstor, obligaría a buena parte de las huestes partidarias a dirigir la mirada hacia el único sobreviviente "especializado" del peronismo.Y cuan lejos quedaría ubicada del supuesto especialista del poder, esa dirigente y militante que la amanuense califica despéctivamente (al parecer, sin enterarse que es la Presidenta de los argentinos) como “una princesa peronista que hizo leyes cuando fue senadora, ama la escena internacional y lee algunos libros”.
Sin lugar a dudas, Néstor Kirchner fue un político brillante –un verdadero cuadro político por utilizar la jerga de la militancia-; sin embargo, causa verdadero estupor hoy día la sobredimensión que adquiere su figura en boca de quienes hasta el día de su fallecimiento empequeñecían toda su gestión.
Tal vez porque no se trata de un “verdadero reconocimiento” a determinados atributos desplegados por el extinto líder. Sino, por el contrario, es el típico reconocimiento inauténtico, ejecutado desde la mala fe, el que se fundamenta en aquella frase de “muerto el rey, viva el rey" pero, no para aclamar a su sucesor como acontecía en la antiguedad; sino con el oscuro propósito de “engrandecer la figura del fallecido rey para desdibujar la imagen de la reina”.
Lo que olvidan estos columnistas del poder, es que vivimos en una Democracia y, obviamente, en una democracia distinta a la que ellos procuran instalar.
Esto es en una democracia donde el pueblo se siente parte integrante de la misma y que ha dado pruebas contundentes de acompañar a la Presidenta en su gestión de gobierno. Lo ha demostrado en los festejos del Bicentenario, lo ha demostrado en la dolorosa pérdida de Néstor Kirchner y lo continúa demostrando en cada acto público donde se hace presente la Presidenta de la República.
La señora Sarlo se formula luego el interrogante de hasta que punto la organización partidaria estará dispuesta a acompañar a nuestra Presidenta con movilizaciones de respaldo.
Más allá de esos interrogantes, es menester recordarle que no es preciso hacer una movilización al centro de la ciudad de Buenos Aires a “la manera de los peregrinos medievales” -como sugiere la autora dolosamente en su artículo- para poner de manifiesto el apoyo que mayoritariamente la población le viene dando a su presidenta.
La organización si bien resulta eficaz a los fines de cualquier partido político, no basta si “la gente” –como gusta decir esta señora- no esta dispuesta a brindar su apoyo a los dirigentes.
Y una muestra de lo que estamos diciendo nos la proveé los festejos de los doscientos años de nuestra independencia, donde no se requirió organización alguna para ver colmada la ciudad.
Y no nos vengan con que se trataba de cuestiones distintas, mientras no pocos medios de comunicación auguraban el fracaso de los festejos, la gente respaldo la realización de los mismos y brindó sobradas muestras de apoyo al gobierno durante toda la jornada.
Ignoran, estos escribas del poder, que las épocas han cambiado, gozan con sus catastróficas predicciones, construyen hipótesis -aunque en sus escritos señalen que “es imposible hacerlas”- a los efectos de manipular a sus lectores; si bien es cierto que, especialmente en los diarios donde publican esas elucubraciones, muchos de ellos anhelan la materialización de las mismas.
No reparan en que “el deseo es el padre de sus pensamientos”, sin detenerse a observar que el deseo de la mayoría de la población es otro.  
Si hasta con anterioridad al fallecimiento del ex presidente, y negando lo sucedido en los festejos del bicentenario, estaban convencidos que el pueblo le daba la espalda a este gobierno.
Cuan equivocados están, el odio los obnubila y les distorsiona la visión!!
El país ya no es el mismo señora Sarlo, así como usted ha dejado, hace mucho tiempo, de ser quien era.
Quizá me equivoque y solo el país haya cambiado y, en cambio, usted haya puesto al desnudo su verdadero ser.
Después de todo en determinados momentos históricos uno se ve obligado a tomar partido y es allí donde aflora nuestra verdadera esencia; la suya ya sabemos que, lamentablemente,  dista mucho de identificarse con el sentir popular.

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