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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Fuga de divisas: "El mercado nos ampara" y la oposición también!!!





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Es sorprendente observar cómo, en nuestro país, los portavoces del neoliberalismo cabalgan sobre un discurso de “mano dura” para combatir la inseguridad urbana requiriendo, de las fuerzas del orden, un mayor control de todos los espacios públicos para, supuestamente, prevenir el delito. Mientras que en otras áreas de la vida social, específicamente en la económica, procuran desterrar el ejercicio de cualquier clase de controles por considerarlos atentatorios contra la libertad de iniciativa.
En principio, podríamos manifestar que la aplicación del término (control) responde a dos situaciones disimiles que, en apariencia, no guardan grado de relación alguna. Pues, una cosa es desarrollar “controles” para minimizar la comisión de actos delictivos y, otra muy distinta lo sería para mutilar el libre proceder en el terreno de la economía.
Sin embargo si uno ausculta un poco más allá de la superficie, podrá corroborar que la ausencia de controles sobre el quehacer económico ha dado suficientes muestras de cómo ello facilita la comisión de determinado tipo de delitos que terminan siendo imperceptibles para la gran mayoría de la población pero excesivamente dañosos para el país y la comunidad en su conjunto. Con el añadido de que la mayoría de los mismos terminan siendo protegidos con el manto de la impunidad.
De lo expuesto, no resulta extraño inferir que cuando se alude a la palabra “mercado”, entre otras cosas, se procura circunscribir el accionar punitivo del estado a los delitos de menor cuantía; mientras qué, por otro lado, se garantiza la libertad de cometer ilícitos de mayor envergadura para un sector más especializado de la sociedad. Hecho éste que patentiza la existencia de un sistema punitivo selectivo.
Sin duda esto no es solo privativo de nuestro país, sino que se corresponde con la estructura financiera internacional vigente que, lenta y paulatinamente,  está dando muestras de que ha comenzado su proceso de descomposición. Proceso que, por otra parte, de no haber contado con la complicidad de los medios de comunicación internacionales se hubiese desencadenado con mayor antelación.
Lo cierto es que –sin ánimo de pecar de optimistas- las imputaciones que salieron a la luz merced al informe que elaboró el senado estadounidense sobre las maniobras ilegales del Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC), las denuncias realizadas en Francia por el ingeniero en sistemas que trabajó en el mencionado banco y que dieron lugar a las investigaciones de la inspección fiscal en territorio galo y que, posteriormente, se extendieron a España e Italia ponen en evidencia el accionar “non sancto” de muchas de estas instituciones. Instituciones que, por otra parte, nunca cesan en fomentar la falaz alegoría de “los beneficios del libre mercado”.
En lo que a nuestro país concierne, la AFIP ha realizado una denuncia judicial por la existencia de 4040 cuentas no declaradas de argentinos en la sucursal del HSBC de Ginebra. Hecho que de algún modo revela cuales son los mecanismos que se utilizan para la evasión y fuga de capitales que en absoluto se corresponde con la falsa e ingenua teoría de la “utilización de valijas” que en algún momento popularizó un ridículo “periodista argentino” (y que ahora guarda silencio ante las cifras de la fuga) para descalificar a un funcionario.
Ahora bien, estamos hablando de la sucursal de un banco situada en una localidad de Suiza; si tal como se presume esta práctica es habitual en el “mercado” financiero internacional, solo estamos ante la punta de un iceberg. Si además, conforme a los datos que se vienen difundiendo por especialistas abocados a este tipo de investigación, se supone que existen alrededor de 400.000 millones de dólares de argentinos en el exterior; es lógico imaginar cómo tuvo lugar la descomunal fuga de divisas que tanto daño le ha causado a nuestra economía y a nuestra población en su conjunto. El crecimiento que le hubiere reportado, contar con ese dinero, a nuestro sistema económico y a la mejora de la calidad de vida de nuestros compatriotas es verdaderamente incalculable. Y lo peor del caso es que ese dinero, ha sido obtenido de un cúmulo de actividades desarrolladas en nuestra economía.
Notable es también que los medios de comunicación hegemónicos de nuestro país se empeñen en desnaturalizar la denuncia judicial de la AFIP so pretexto de caracterizarla como una persecución a los bancos y a los empresarios; y mucho más cuando en la Argentina existía (y aun sigue vigente) una ley de blanqueo de capitales. Lo que demuestra una vez más cuan poco comprometidos se encuentran con las necesidades de nuestro país cierto sector de la “dirigencia empresarial”, entre los que se incluyen los directivos de buena parte de estos medios que, al parecer, integran las listas de titulares de estas cuentas en el exterior.
Otra cosa que es digna de ser observada es el comportamiento del “arco opositor” en el ámbito político, si uno hace memoria recordará qué, cuando se sancionó la “ley de blanqueo de capitales” cuyo propósito se enderezaba a atraer divisas para el mejoramiento de nuestra economía, los políticos opositores la cuestionaban porque “representaba una injusticia dado que se premia a los evasores en detrimento de los contribuyentes que tienen sus impuestos al día” y que se intentaba “garantizar la impunidad de los empresarios cercanos al gobierno involucrados en hechos de corrupción” (1).
Lo cierto es que ahora que el oficialismo impulsó la creación de una comisión para investigar “el lavado de dinero” reparten sus posiciones en oponerse y abstenerse. No querían “el blanqueo” porque se trataba de “premiar a los evasores” pero ahora no quieren que se los investigue, no sea cosa que se los castigue pecuniariamente. Son, verdaderamente, geniales.
Pero eso sí, el senador Gerardo Morales de la UCR ante la posibilidad de investigar la fuga de 400.000 millones de dólares del país se abstiene, pero promueve la creación de una Comisión Investigadora para conocer detalles de “las cuentas de la empresa hotelera Hotesur S.A.”; demostrando con ello que está más interesado en impulsar operaciones mediáticas contra la presidenta que en investigar a aquellos que causan daños exponenciales sobre nuestra economía. Si no fuese porque es un representante de nuestro poder legislativo lo suyo sería un acto de comicidad inigualable; pero lamentablemente es alguien que tiene poder para legislar en nuestro país lo que lo torna extremadamente trágico.
Este es el parlamento opositor que “nos representa” y el que aspira a conquistar el gobierno el año próximo. Esperemos, por la salud de la nación, que no lo logren.
Respecto a las investigaciones financieras es saludable que se profundicen, pues, de ello dependerá atacar las causas de la escasez de divisas o “restricción externa” como gustan llamarla los economistas que tantos impedimentos le ha ocasionado a nuestro crecimiento económico.
Es inevitable que ante situaciones como las descriptas, uno no deje de recordar aquella máxima del célebre Bertolt Brecht. “Más inmoral que robar un banco es fundarlo”.
Por cierto, difícil resulta determinar si “lo moral” es susceptible de grados, tampoco es factible imponer parámetros morales recurriendo a una ley, y mucho menos en el sistema económico vigente donde la moral no tiene posibilidades de instalarse. Pero no es menos cierto qué, estableciendo ciertos controles, los comportamientos se tornen menos lesivos para la gran mayoría de los miembros de una comunidad. De ahí que estos incipientes síntomas nos generen cierto aire de satisfacción. A pesar de que los predicadores de la ética, nos referimos al grueso del “arco opositor”, no se muestren muy propensos en purificar el aire.


(1)    La nación.com  (3/6/2013)

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